Son las once y media de la mañana, el último benjamin de Cristal de ayer sobró, o eso parece decirme mi cabeza, o quizás fue la última raya en el asiento trasero del Cayenne, ya no lo recuerdo, como tampoco recuerdo de quién es ese Cavalli que hay tirado en el suelo, quizás sea de la malagueña que se pasó colgada de mi brazo toda la noche en la fiesta, o quizás sea de la rubia con la que gasté el gramo que me pasó mi manager en el baño, tuvo que ser increible por como hemos dejado la habitación Norman Foster del Puerta de America, mi Armani está destrozado y los Manolos de ella también. Me levanto mareado, tal vez en el lavabo encuentre la solución, cogo el móvil del suelo y llamó a un taxi para ella, el pitido de la espera me atruena en la cabeza, si esta noche sigo en Madrid pasaré al MDMA, está decidido, tengo cuatro llamadas de mi ex, la prometí que esta mañana volaría a Bali, últimamente creo que la necesito más que nunca, sí, creo que volveré con ella, quizás no debería haberme dejado caer ayer por la fiesta y quizás ella a esta hora ya habría acabado la sesión fotográfica para Elle y estariamos follando en la suite del Intercontinental, pero nunca he sido decidido, siempre el polvo blanco me ha ayudado a tomar decisiones importantes.
O.S.K.A.
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